La imagen de una quijada de burro manchada de sangre simboliza, quizá, el primer crimen cometido por la Humanidad. Pero la novela negra no puede detenerse en la mera narración del hecho, sino que debe comenzar a hacerse preguntas: ¿Por qué Caín mató a su hermano? ¿Hizo algo Abel que no debería haber hecho? ¿Tuvo algo que ver en lo ocurrido las diferencias que, antes del asesinato, hizo Dios entre uno y otro? ¿Por qué Dios hizo esas diferencias entre sus hijos? ¿Era, en realidad, Abel el «bueno» y Caín el «malo»? ¿Hubiera hecho yo lo mismo que hizo Caín, de haberme encontrado en su misma situación?
En este caso, la narración que hace la Biblia de este suceso es muy escueta y no da respuesta a estas preguntas, por lo que tal vez deberíamos buscarlas nosotros, indagando en la naturaleza humana. Porque, muchas veces, esas preguntas y respuestas son mucho más interesantes que los propios hechos.
Quizá en esa indagación podamos aprender algo de los demás y de nosotros mismos.
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En esta página sacaré periódicamente artículos acerca de algunos de los más notorios criminales de la historia negra de nuestro país. Dedicaré a cada criminal dos entradas; en la primera, me centraré en los hechos, mientras que en la segunda trataré de entrar, en la medida de lo posible, en las razones que pudieron llevara al criminal a hacer lo que hizo o en las causas de ese comportamiento.
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El mayor asesino en serie de la historia criminal española
Muchos motivos para matar, y todos irracionales
Asesinar para divertirse
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