viernes, 1 de agosto de 2025

Asesino en masa: el piloto de Germanwings

 

Foto de Sebastien Mortier

en flickr.com/photos CC BY-SA 2.0


Andreas Lubitz asesinó a sangre fría a 149 personas que confiaban en él. ¿Un asesino en serie? En teoría, no se atiene a esa definición, porque las muertes no fueron secuenciales. Fue un asesino en masa. ¿Por qué lo hizo? ¿Cómo es la mente de una persona aparentemente normal que, de pronto, es capaz de cometer una monstruosidad semejante?

 

El "accidente"

El 24 de marzo de 2015, un Airbus A320 con origen en Barcelona y destino en Düsseldorf (Alemania) se estrelló en los Alpes franceses y fallecieron todos sus 150 ocupantes. Como en casos semejantes, el mundo (y en especial, Alemania y España, de donde eran la mayoría de los ocupantes) quedó conmocionado.

 

Pero la conmoción se convirtió en espanto e incredulidad cuando se supo que el copiloto, Andreas Lubitz, había estrellado el avión de forma deliberada. Aprovechó que el piloto había ido al baño para cerrar la cabina y estrellar el avión. El piloto, desesperado al ver lo que ocurría, trató de romper la puerta con un hacha, pero no llegó a tiempo. Dispuso tan solo de ocho minutos desde que comenzó el descenso hasta el impacto.

 

Entre los 150 ocupantes había 50 españoles, 3 argentinos, 2 colombianos, 2 mejicanos, 2 venezolanos y 1 chileno.

 

La investigación

La investigación, basada sobre todo en la grabación de las conversaciones de cabina que había en una de las dos cajas negras, dejó claro que no había sido un "mal pronto" del copiloto, sino que lo había planificado de forma detallada con anterioridad. Se trataba, por tanto, de un asesinato en masa.

 

Por desgracia, no ha sido el único ocasionado por un piloto, ya que se considera que al menos otros seis desastres aéreos (con 661 muertos) fueron provocados de forma deliberada, aunque hay alguna duda en dos de ellos.

 

En la mente del asesino

Andreas Lubitz, de 27 años, era un joven piloto con una formación impecable y una carrera prometedora. Sin embargo, detrás de esa imagen profesional se ocultaban severos problemas de salud mental. Las investigaciones posteriores al desastre descubrieron que Lubitz sufría de depresión y trastornos psicológicos significativos, incluyendo tendencias suicidas (de las que había sido tratado durante un tiempo) que había ocultado a Germanwings.

 

A pesar de haber sido declarado no apto para trabajar por varios médicos, había logrado mantener esta información fuera del conocimiento de su empresa, en parte gracias a ciertas lagunas en la comunicación entre los sistemas médicos y las aerolíneas. De hecho, ocultó un certificado médico según el cual debía estar de baja el día del suceso.

 

Por otra parte, diversos expertos en salud mental afirman que Lubitz tenía rasgos psicopáticos, tendencias narcisistas y una gran necesidad de reconocimiento, de "dejar huella". Su exnovia declaró que tiempo atrás le había dicho: "Un día, voy a hacer algo que cambiará todo el sistema y así todos van a saber mi nombre y recordarlo".

 

Problemas, problemas, problemas...

 Lubitz tenía un serio problema de visión que, probablemente, le habría impedido seguir siendo piloto. Había visitado nada menos que a 46 especialistas, la mayoría de ellos, oftalmólogos, sin encontrar cura para su enfermedad visual. Poco después de la tragedia, debería haber pasado un examen médico que, probablemente, le habría impedido continuar su carrera. Además, estaba en quiebra económica y su novia, con la que iba a tener un hijo, le había abandonado. Por si todo lo anterior fuera poco, sufría estrés laboral.

 

Así, parece que la combinación de miedo, enfermedad mental no tratada adecuadamente y la posibilidad de que su carrera terminara, parece haberlo llevado a un estado mental extremadamente frágil y a una desesperanza creciente.

 

Todo esto podría haber explicado el suicidio.

 

Sí, pero... ¿por qué matar a los demás?

 Es la gran pregunta, y no tiene respuesta, o resulta muy difícil de encontrar. Puede entenderse que alguien quiera suicidarse (depresión severa, desesperanza, problemas de todo tipo...), pero ¿por qué llevarse por delante a todas las personas que entraron en el avión confiadas en él?

 

Según los expertos consultados durante la investigación, el asesinato de tantos inocentes solo se explica por una patológica necesidad de reconocimiento (típica de algunos psicópatas), de hacer algo "grande". Y, por supuesto, requiere de algo también típico de psicópatas: una indiferencia absoluta por el sufrimiento ajeno. Además, tal vez se sumó a lo anterior una necesidad de venganza contra una sociedad a la que, quizá, odiaba por hacerla responsable de sus desgracias.

 

Pero, probablemente, la pregunta de por qué arrastró a 149 personas en su destrucción no tendrá nunca una respuesta segura. Esa respuesta murió con él en una montaña de los Alpes franceses, hace diez años.


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