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En el ámbito policial, el interrogatorio es una de las
herramientas más utilizadas y a la vez más delicadas en el proceso de
investigación criminal. Lejos de lo que muestran las películas o series de
televisión, el interrogatorio no consiste en intimidar al sospechoso hasta que
confiese, sino en aplicar técnicas psicológicas y comunicativas con el objetivo
de obtener información veraz, útil y legalmente válida.
¿Qué es un interrogatorio?
El interrogatorio es una entrevista formal llevada a cabo
por agentes policiales o investigadores, destinada a esclarecer hechos
relacionados con un delito. Su propósito puede ser múltiple: desde obtener una
confesión hasta corroborar o refutar testimonios previos, pasando por
identificar contradicciones o descubrir pistas adicionales.
Existen distintos tipos de interrogatorios: al testigo,
al denunciante, al imputado e incluso al perito o experto. Cada uno de ellos
tiene características y objetivos específicos, pero comparten un elemento
clave: la necesidad de respetar los derechos fundamentales de las personas
interrogadas.
En España, por ejemplo, el interrogatorio a un
investigado (antes denominado "imputado") está especialmente regulado
por la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que garantiza derechos
fundamentales como el derecho a no declarar, a no confesarse culpable y a
contar con asistencia letrada.
La preparación es clave
Un buen interrogatorio comienza mucho antes de sentarse
frente al interrogado. La preparación previa es fundamental. Esto incluye el
estudio del caso, la recopilación de antecedentes del interrogado, la revisión
de pruebas disponibles y la definición de los objetivos del interrogatorio.
Además, el investigador debe prepararse emocional y
psicológicamente. Debe mantener la calma, saber escuchar, controlar sus
expresiones y manejar el tiempo de la entrevista. Un interrogatorio mal llevado
puede poner en riesgo toda la investigación, ya sea por obtener información
inválida o por violar derechos procesales.
Técnicas utilizadas en el interrogatorio
A lo largo de los años, se han desarrollado múltiples
técnicas de interrogatorio, algunas más controvertidas que otras. Hoy en día,
los métodos coercitivos han sido ampliamente rechazados por organismos
internacionales de derechos humanos y por la jurisprudencia de muchos países.
En su lugar, se promueven métodos basados en la persuasión, la empatía y la
lógica.
Algunas de las técnicas más comunes son:
Entrevistas libres y narrativas: se permite al
interrogado relatar los hechos sin interrupciones, fomentando un discurso
espontáneo y natural que luego se analiza en detalle.
Técnicas de entrevista cognitiva: muy útiles con
testigos, buscan mejorar la memoria mediante preguntas específicas, cambios de
perspectiva o estímulos sensoriales relacionados con el hecho.
Observación del lenguaje corporal: aunque no es
concluyente, puede aportar indicios complementarios sobre el estado emocional
del interrogado e, incluso, si está mintiendo u ocultando información.
Aspectos éticos y legales
El interrogatorio debe cumplir con ciertos principios
éticos y legales. En primer lugar, el respeto a la presunción de inocencia y al
derecho al silencio. El interrogado debe ser informado de sus derechos, contar
con la presencia de un abogado si así lo desea, y no puede ser obligado a
declarar en su contra.
Tanto en España como en la mayoría de los países
democráticos, el uso de técnicas intimidatorias o engañosas está prohibido. En
nuestro país, la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha
reiterado que cualquier declaración obtenida mediante coacción, presión
indebida o sin las debidas garantías legales puede ser considerada nula.
Por eso, la legalidad del procedimiento es tan importante
como la eficacia del mismo.
Conclusión
El interrogatorio sigue siendo una herramienta esencial
para la labor policial, pero debe utilizarse con inteligencia, preparación y
respeto por los derechos humanos. Un buen interrogatorio no es aquel que
arranca una confesión a cualquier precio, sino el que permite obtener
información precisa y veraz de manera ética y legal.
En un mundo cada vez más consciente de la importancia de
los derechos y de la transparencia en la actuación policial, profesionalizar el
arte del interrogatorio es una tarea indispensable para construir una justicia
más eficaz y confiable.
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