jueves, 1 de mayo de 2025

Avances en el ADN

 

Imagen de KES47 wikimedia.org CC BY 3.0

 

Los avances en los últimos años

El primer caso exitoso de utilización del ADN para identificar (o desechar) a un sospechoso como autor de un crimen fue en Inglaterra, en 1986. A partir de entonces, esa técnica pasó a ser fundamental en el mundo de la criminología, porque permitía identificar en ciertos casos la identidad del culpable de un crimen sin la menor duda. Pero era lenta, cara y requería de una muestra grande. Y, sobre todo, se tenía el ADN encontrado en el lugar del crimen, pero si no se tenía el ADN de algún sospechoso, no había nada que hacer.

 

Pero desde entonces esta tecnología ha avanzado a pasos agigantados, permitiendo a las fuerzas de seguridad resolver crímenes antiguos, identificar víctimas y sospechosos con mayor precisión y rapidez, e incluso anticipar características físicas de individuos desconocidos.​

 

Mejora en la sensibilidad y velocidad de análisis

Uno de los avances más significativos ha sido el desarrollo de métodos más sensibles para detectar y amplificar pequeñas cantidades de ADN. Técnicas como la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) han sido optimizadas, permitiendo analizar muestras degradadas o mínimas, como una célula de piel, una gota de sudor o el simple contacto de una persona con un objeto. Esto ha ampliado enormemente el espectro de pruebas utilizables en una escena del crimen.​

 

Además, la automatización de laboratorios forenses y la introducción de plataformas de análisis de alta velocidad han reducido el tiempo necesario para obtener un perfil genético completo, pasando de semanas a apenas horas en algunos casos.

 

Bases de datos genéticas nacionales e internacionales

El crecimiento de bases de datos como CODIS (Combined DNA Index System) en Estados Unidos y su equivalente en Europa ha permitido a las autoridades comparar perfiles genéticos a nivel nacional e internacional.

 

Estas bases de datos contienen millones de perfiles de delincuentes condenados, sospechosos y muestras sin identificar procedentes de delitos, lo que ha facilitado la resolución de casos en cuestión de minutos.​ Recuérdese una anterior entrada de este blog, en la que el ADN de una colilla permitió resolver el caso Wanninkhof, condenar al culpable y sacar de la cárcel a una inocente.

 

Por otra parte, se han establecido protocolos para compartir información entre países, permitiendo colaborar en investigaciones transfronterizas, especialmente en casos de terrorismo, trata de personas y crímenes seriales.​

 

Fenotipado forense

Una de las innovaciones más sorprendentes ha sido el fenotipado forense por ADN, que permite inferir características físicas de una persona (color de ojos, piel, cabello, forma facial) a partir de su perfil genético. Aunque no reemplaza la identificación directa, puede ser crucial en casos sin sospechosos conocidos ni testigos, proporcionando un retrato aproximado del autor del delito.​

 

Genealogía genética investigativa

La genealogía genética ha ganado notoriedad por su papel en la captura de criminales seriales como el "Asesino del Golden State". Esta técnica compara ADN hallado en la escena del crimen con bases de datos públicas de genealogía, como GEDmatch, para encontrar parientes del sospechoso y construir un árbol genealógico inverso.​

 

Es decir, que en ocasiones se puede recurrir a bases de datos de empresas a las que personas que no son delincuentes proporcionan su ADN con la finalidad de encontrar a familiares a los que se ha perdido el rastro. Lógicamente, un asesino no daría nunca su ADN a esas empresas, pero quizá sí un familiar del asesino, dando así un hilo del que se puede tirar.

 

Un ejemplo: el caso de Eva Blanco

Un caso emblemático en España que ilustra el nuevo potencial de estas técnicas es el de Eva Blanco, una joven de 16 años que fue violada y asesinada de 19 puñaladas en 1997 en Algete, Madrid. Se encontró ADN del violador y asesino, pero faltaba un sospechoso con cuyo ADN compararlo. Sin ese sospechoso, no había nada que hacer, y ese sospechoso no apareció. Durante años, el caso permaneció sin resolver.

 

En 2007, un especialista reexaminó la muestra de ADN y concluyó que el asesino era de procedencia norteafricana. Era un indicio importante, pero la investigación no pudo progresar, a pesar de que se investigó a personas censadas en esa localidad de esa procedencia geográfica. Más tarde se supo que el culpable no estaba censado en Algete, porque vivía en una furgoneta.

 

En 2013, después de 16 años, la Guardia Civil reabrió la investigación y solicitó muestras de ADN a voluntarios del entorno. Entre las más de 300 muestras recogidas, la de un hermano del asesino resultó clave: su perfil genético coincidía en un 97% con el ADN hallado en la escena del crimen, lo que permitió identificar al verdadero culpable, Ahmed Chelh, un ciudadano hispano-marroquí que había huido a Francia tras el crimen.

 

Fue detenido el 1 de octubre de 2015 en la localidad francesa de Besançon y extraditado a España gracias a una orden europea de detención. Cuatro meses después, se ahorcó en prisión con los cordones de sus zapatos.

 

Este caso demuestra cómo los avances en la técnica del ADN pueden resolver crímenes que años antes, con esa misma técnica, pero en un estado más básico, parecían imposibles de esclarecer.

 


viernes, 25 de abril de 2025

¿Qué es la novela negra realista?

 

 

Foto del autor

 

La novela negra tradicional

 Aunque hay excepciones, la novela negra tradicional (y, más aún, la policiaca) suele presentar en sus páginas una acción trepidante y algo fantasiosa: puñetazos, persecuciones, tiroteos... El protagonista es con frecuencia un joven guapo, musculoso, inteligente y seductor. Y, como buen seductor que es, necesita que aparezca la chica de turno, en una de dos versiones: o bien en el papel de mujer fatal o en el de chica indefensa necesitada de protección.

 

 El valor principal es la acción y el entretenimiento, y a ellos se subordinan otras cuestiones como la profundidad psicológica de personajes y comportamientos y la credibilidad y coherencia del argumento. Por ello, con frecuencia los personajes resultan un tanto acartonados, ya que el ritmo frenético no permite entretenerse demasiado en conocerlos. Y los finales pueden ser forzados o poco creíbles.

 

 En estas novelas tampoco se obedecen siempre determinadas cuestiones legales, organizativas o de simple lógica. Por ejemplo, un inspector de policía puede investigar un crimen cometido en un pueblo de Castilla, sin que se tenga en cuenta que, en España, la investigación sería competencia de la Guardia Civil y no de la Policía.

 

 La novela negra realista

 Por el contrario, la novela negra realista, sin renunciar en absoluto a entretener con un argumento apasionante, crea una trama lógica y creíble, en la que el comportamiento de los personajes tiene coherencia interna, es decir, que dichos personajes actúan según su forma de ser, su psicología y sus intereses, y no solo para encajar en el guion.

 

 Además, se tienen en cuenta las limitaciones legales y científicas que condicionan la conducta de la policía. Por ejemplo, nunca se verá en una novela negra realista a un inspector recoger pruebas sin cumplir escrupulosamente el protocolo al que le obliga la ley al hacerlo. Porque sabe que, si no lo cumple, esas pruebas serán nulas en un juicio.

 

 Y aquí entramos en un aspecto muy importante: el lector puede aprender en las páginas de la novela negra realista aspectos interesantes de la investigación policial: cuestiones legales, psicológicas, forenses, criminalísticas, organizativas... Por ejemplo, el lector se da cuenta de la importancia de la figura del juez instructor, que es quien dirige las investigaciones de los delitos (en España y en muchos países, aunque en otros es el fiscal), y es una figura que rara vez aparece en la novela negra tradicional.

 

 Por lo anterior, puede decirse que la novela negra realista se acerca mucho al true crime.

 

 Mis libros

 Mis tres primeros libros (El mar infinito y otros relatos, Hija de la nada y La huella de la bestia), aunque tocan temas afines, no son propiamente novelas negras.

 

 Es en la Serie del Inspector Bermúdez, con La tarántula y, sobre todo, la Trilogía de la mujer muerta y la Tetralogía de la niña desaparecida, donde me sitúo de lleno en la novela negra realista. En la trilogía se cuenta en los tres libros una única historia, y otro tanto ocurre con la tetralogía, en cuatro. Son historias largas y apasionantes, de fácil lectura, que os mantendrán muchas horas pegados a sus páginas. Y son pura novela negra realista.

 

 Tanto en la trilogía como en la tetralogía, para estar lo más seguro posible del terreno que piso, he contado con el asesoramiento de una psicóloga, un policía y una abogada. Les envío desde aquí mi agradecimiento por su trabajo y su paciencia.